¿Qué necesitas para sentirte mejor?

En esta publicación, hablamos sobre algunas necesidades psicológicas del ser humano. También hablamos sobre las creencias y expectativas que influencian nuestro comportamiento, las cuales terminan en profecías autocumplidas.
Necesitas tener algo de control
La certeza. El tener certeza, satisface nuestra necesidad de controlar. La sensación de tener la autoridad y el poder de dirigir nuestras propias acciones es invaluable.
La sensación de falta de control afecta la salud a la larga.
Bruce McEwen encontró que los humanos que se encuentran en las partes más bajas de las jerarquías sociales— los cuales relativamente tienen poco control sobre sus vidas, y que pueden ser comandados por un jefe— tienden a sufrir enfermedades relacionadas con estrés y morir antes que la gente de estatus social más alto.
El tener control es tan importante en nuestra vida que a veces hasta actuamos como si tuviéramos control cuando en realidad no lo tenemos.
Como cuando participamos en rituales de Año Nuevo para cambiar el destino o mejorar nuestras probabilidades del mañana. O cuando revolvemos los dados en nuestra mano antes de arrojarlos a la mesa de juego.
Necesitas pertenecer
En el fondo, quieres sentir que si vales la pena, quieres importarle al mundo.
Lo mucho que te admiras a ti mismo, está relacionado con lo que piensas que los de más piensan de ti. Si sabes que otros te valoran, tú te valoras más. A veces tus acciones van de acuerdo a lo que supones que los otros piensan de ti.
Cuando las personas sienten que a nadie le importa su existencia— cuando sienten que a la sociedad no le importa si están vivos o están muertos o cuando el trabajo que les daba estabilidad y significado se termina— el resultado puede ser desesperanzo o protesta.
✊
Ejemplo: El movimiento en EUA empujando la idea de que los negros también importan “Black Lives Matter” es un acto de protesta. Los negros quieren que los blancos entiendan que sus vidas también importan.
Necesitas confiar
No podemos sobrevivir sin confiar en los de más.
A pesar de los riesgos que confiar implica, generalmente, confiamos que los de más no nos van a hacer daño. Queremos pensar que el mundo es seguro y justo.
Confiar hace de la vida más fácil, pues nos dejamos de preocupar del riesgo de que otras personas nos jueguen chueco o compartan aquellas partes de nuestro yo genuino.
“¿Qué soledad es más sola que la desconfianza?” George Eliot
Hasta podemos llegar a distorsionar la manera en la que vemos el mundo para satisfacer nuestro deseo de confiar y de mantener fe en un mundo benévolo.
La conclusión es que
hacemos nuestro mejor trabajo cuando…
Cuando sentimos que pertenecemos
Cuando podemos predecir resultados
Cuando somos libres de tomar decisiones y estar en control
Cuando nos sentimos útiles en nuestro trabajo
Cuando confiamos en nuestros seres queridos y nuestros colegas
Entonces… cuando la gente se cree cosas que no son ciertas, o cuando hacen cosas que solo un loco haría, sucede que estos motivos han sido distorsionados de alguna manera.
🦹♂️
Las personas que se unen a grupos terroristas tienen un deseo intenso de pertenecer a un grupo que les otorgué identidad y propósito. Tienen una necesidad de certeza, orden y estructura. El crimen organizado les da certeza en un mundo incierto. Resuelve aquella sensación de que su vida no importa.
¿A qué le tribuyes tus éxitos y tus fracasos?
Cuando queremos comprender por qué la gente actúa como actúa y porque nos pasa lo que nos pasa, buscamos una causa externa o interna para poder culpar (atribuir).
De todas las atribuciones que hacemos, aquellas sobre nuestros éxitos y fracasos son las más importantes porque afectan nuestro sentido de control.
Cuando los niños reprueban un examen o batallan con la escuela, la manera en la que les explican su fracaso va a determinar si continúan fracasando— o eventualmente logran el éxito.
Al reprobar un examen de Matemáticas, podemos atribuirle el fracaso a
causas externas (el examen estaba dificilísimo, aparte el salón estaba frío y no me pude concentrar) o
causas internas (soy malo en mate, no estudie suficiente).
Con el tiempo, la gente desarrolla un hábito, una manera típica de explicar sus logros y sus fracasos, ese patrón será su estilo explicatorio. El cual afectará su sentido de control y bienestar emocional.
Las personas que tienen una manera pesimista de explicar serán implacablemente apachurrados y oscuros, pensarán que la causa o el origen de sus problemas no puede ser cambiado y siempre hechizará sus vidas (Chingado, simplemente soy malo en todo y no hay nada que pueda hacer para cambiar eso, nada me sale bien).
La gente, con una manera positiva de explicar, culpará a causas externas o a factores en los que sí tienen control.
Dirán algo así como: “Sí, reprobé el examen, pero creo que puedo estudiar un poco más y pedir una segunda oportunidad, aparte el examen estaba bien difícil. A la otra me preparo mejor”
Dichas atribuciones nos pueden llevar a narrativas que nos preparan para el éxito o el fracaso.
Este mecanismo crea una profecía autocumplida, una creencia o expectativa que influencia nuestro comportamiento, de esa manera, causando que la creencia se vuelva realidad. Ocurre cuando actuamos sobre nuestra atribución inicial sobre nuestro comportamiento y luego nos comportamos de tal manera para confirmarlo todo.
Profecía negativa: “Reprobé el examen, estoy tonto, no se me da esto. Entonces ni al caso estudiar, como quiera voy a reprobar. ¿Ya ves? Te dije que estaba tonto…”
Pero también podemos crear una…
Profecía positiva al decir: “Reprobé el examen, acepto que no estudie suficiente, entonces, voy a estudiar más y asegurarme de entender el material. De esa manera me va bien. ¿Ya ves? Te dije que si podía”
Estas profecías autocumplidas también aplican en nuestras atribuciones sobre los de más. Si pensamos que alguien está estúpido, lo vamos a tratar como si estuviera estúpido.
💡
Por ejemplo, los niños son particularmente susceptibles a las expectativas de los maestros cuando son nuevos en la escuela y sus autoconceptos académicos aún están siendo formados. Si el maestro piensa que el niño está tonto, lo va a tratar como tonto y el niño, creyendo que está tonto, va a cumplir las expectativas negativas del maestro.
Referencia: Brooks, D. (2012). The social animal. Short Books.

Suscríbete
Recibe las próximas publicaciones en tu correo.
¡Es gratis! Recibe próximas publicaciones en tu correo.