Tu cuerpo es un portal hacia el presente.
Calma esa mente hiperactiva al relajar la energía de tu atención en el cuerpo.
El cuerpo es un portal hacia la inmediatez de nuestra experiencia física.
A todos nos pasa, las emociones nos emborrachan y nos hacen actuar desde nuestras creencias condicionadas. No siempre nos damos cuenta de una emoción, muchas permanecen en nuestro inconsciente, controlando nuestros pensamientos y acciones. Si nos va bien, solo nos damos cuenta de ellas hasta que se representan como una sensación en el cuerpo.
La ansiedad se siente en el pecho y no nos permite respirar bien, el miedo se siente en gastritis nerviosa y náuseas. La hipervigilancia nos mantiene con los hombros atorados hacia arriba.
Es normal que tratemos de ignorar o reprimir esas sensaciones no placenteras. Pero es bueno saber que no hacen ni un daño, lo que si hace daño es reprimirlas, impedir su paso al tensionar el músculo. Con el tiempo esa tensión ahora se vuelve nuestro sistema operativo que necesita mucha energía, resultando en fatiga crónica y a la larga en enfermedades psicosomáticas.
Seguro te ha pasado que durante algún momento incómodo enseguida tu reacción es agarrar el celular para distraerte, esto funciona bien para escapar.
También podemos escapar hacia los pensamientos, al reino de las palabras y las imágenes imaginadas. Cuando esto suceda es bueno cultivar la práctica de llevar la atención al cuerpo.
De cierta manera tiene que empezar con un esfuerzo consciente y una voluntad de aceptar esas sensaciones que siempre hemos evadido y entender que probablemente nos vamos a sentir así toda la vida.
De esta manera el cuerpo puede actuar como un ancla desde donde podemos observar lo de más sin perdernos en el mar de la mente. Poco a poco podemos comprometernos a más experiencias de vida al saber que tenemos nuestra casa en el cuerpo.
Permanecer presente
¿Cuándo fue la última vez que te sentiste más vivo, más feliz?
Casi siempre el común denominador de ese momento es que tu atención estaba en el presente. No estabas perdido en pensamientos, tales como pasado, presente, tu definición de ti mismo o que va a pensar la gente de ti.
Algunas personas intentan salirse del cuerpo, de trascenderlo durante ciertas experiencias usando drogas o ejercicios de respiración. Eso es lo opuesto a lo que buscamos, nosotros queremos sentir la vida del cuerpo a través de sensaciones de placer y dolor.
Nuestras e mociones se representan en sensaciones físicas. Al percibir dichas sensaciones conectamos con la inteligencia del cuerpo y a veces hasta podemos recibir un “mensaje” en forma de intuición.
La prueba de esto es el dicho “Escucha tu corazón” o “Que te dice tu estómago?” Pero el permanecer ahí, sintiendo el cuerpo a pesar de incomodidad no se siente natural. Estamos condicionados a escapar del dolor, nos tensionamos ante la tensión, al tensionar el cuerpo apretamos la manguera de su energía, lo deshabitamos, nos cerramos, nos escapamos.
Esto es normal, perseguimos placer y tratamos de aliviar el estrés de vivir en este mundo moderno al distraernos con pantallas, esto provoca que nos desconectemos aún más del cuerpo. El uso excesivo de pantallas cultiva una sociedad esquizofrénica, viviendo en nuestra cabeza, siempre persiguiendo el siguiente video que nos dé más excitación.
Esta energía de estar en el presente en tu cuerpo puedes recordarla en aquellos momentos que solo jugabas cuando eras niño. Sintiendo y observando todo por primera vez. Sin conceptos, sin percepción del bien o el mal.
Entre más experiencias y conflicto hemos vivido en nuestra vida, más vamos tensionando el cuerpo, por eso los viejitos ya ni se pueden mover. Para mantener activa esa tensión muscular hay que limitar la respiración, una respiración atorada limita la vida del cuerpo.
Ahora somos como un árbol desplantado con sus raíces de fuera, hay que volver a plantarnos en el cuerpo. Somos como un pescado en la orilla del mar, luchando por sobrevivir, sin saber cómo regresar al agua.
“No hagas nada con tu cuerpo, solo relaja.” - Tilopa
Busquemos la manera de permanecer en el momento-en vez de ser jalados a otra dimensión, durante experiencias difíciles. El salirnos del cuerpo es un requisito para evadir la realidad, evadir la realidad provoca neurosis. Por lo mismo, el habitar el cuerpo es una práctica que requiere disciplina por qué va en contra de nuestra búsqueda constante de placer y alivio.
En otras palabras, siempre habrá una excusa para distraerte, solo observa dicha excusa y regresa al cuerpo
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No es fácil sentir esa sensación de ansiedad, el estómago contraído, el pánico en el pecho o esa garganta apretada.
Una queja común es: “Me desespero, no siento nada”. No te culpes, parece ser que hoy lo normal es vivir más en la mente que en el cuerpo. La clave es paciencia, hay que relajarse de nuevo en el cuerpo. Adopta una paciencia curiosa y un sentido de misticismo por esto. Comienza con cualquier parte del cuerpo que sí logras sentir, como la mano o la cara.
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A veces apretar un músculo y luego relajarlo funciona para sentirlo.
La siguiente pregunta te puede ser útil: “Como se siente esta parte del cuerpo desde adentro hacia afuera?”
Pero… No se trata de imaginar esa parte del cuerpo como foto mental. Siente el cuerpo sin caer en esa trampa. Permanece con la sensación del cuerpo. No se trata de ser masoquistas, se trata de no escaparnos hacia la mente y de no tensionar el cuerpo al sentir algo no placentero.
“Dolor X Resistencia = Sufrimiento”
A todo lo que estás sintiendo dile que “Sí”. Reconoce y permite.
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Al permanecer sintiendo, respirando, puede llegar un día en donde sientas que es mucho la intensidad de la emoción o sensación. Solo relájate y vuelve a la respiración, escucha los sonidos a tu alrededor y vuelve a la próxima. Sal a caminar, tomate una bebida caliente, ten un sentido del humor hacia todo esto. Recuerda que no es una competencia.
Poco a poco comenzamos a sentir un espacio que puede contener esa sensación. Esta es una práctica para toda la vida, la meta no existe y el cambio es tan lento como el florecer de una rosa. Si te le quedas viendo esperando que florezca parece no moverse.
Práctica: Cuanto te sorprendas atrapado en pensamientos. Pregúntate: ¿Cómo está mi respiración en este momento?