“Aquellos que son muy inteligentes como para hablar de política son castigados al ser gobernados por gente más tonta que ellos” - Platón.

En esta publicación:
¿Cuánto poder nos da realmente la habilidad de votar?
La política solo es atractiva para cierto tipo de personas
El reto de los políticos con buenas intenciones
El problema de la política. La avaricia y los lujos.
Para entender la política hay que entender psicología.
¿Cuánto poder nos da realmente la habilidad de votar?
"Un hombre no deja de ser un esclavo solo porque se le permite elegir un nuevo jefe una vez cada cierto número de años." Lysander Spooner, The constitution of no authority
Aunque tengamos el derecho de votar, seguiremos en la misma historia.
Votamos por políticos que en teoría deben de representar nuestros intereses. Pero todos sabemos que en la práctica así no funciona. Parece ser que solo es una opción entre varios males y nuestra tarea es saber cuál es el menos peor. Después de ser elegidos, lo más común es que vean por sus propios intereses y los de sus amigos en las grandes corporaciones.
Cada vez más impuestos, inflación monetaria, regulaciones asfixiantes, trámites que solamente son posibles con moche, una fuerza policiaca que lo último que hace es proteger y servir. Todo esto, parece ser inevitable sin importar quién sea elegido. ¿Entonces, de que sirve votar?
Aquellos que aún tienen fe en el sistema dirán que es tu deber como ciudadano ir a votar para sacar a los políticos que hoy están haciendo las cosas mal y que la persona correcta gane las próximas elecciones.
Este punto de vista ignora el hecho de que existen fuerzas que solamente favorecen a los candidatos moralmente corruptos y hambrientos de poder.
La política solo es atractiva para cierto tipo de personas
La política siempre será más atractiva para las personas hambrientas de dinero y poder. Aquellos que le entran a la política son aquellos individuos que menos queremos que gobiernen.
“Todos los gobiernos sufren un problema recurrente: el poder atrae a personalidades patológicas. No es que el poder corrompa, sino que es magnético para los corruptibles.” Frank Herbert, Chapterhouse: Dune
Otra explicación por la cual solo las peores personas alcanzan los puestos políticos importantes, es porque el contar con características maquiavélicas, narcisitas y sicópatas incrementan las probabilidades de ganar una elección política.
El problema es que esta democracia moderna rara vez produce candidatos honestos y éticos. Siempre que un corrupto deja el puesto, otro corrupto lo remplaza, la única diferencia es que servirá a otros grupos, con otros intereses.
Este proceso democrático parece ser incapaz de prevenir que lo peor de lo peor gane poder en las elecciones y llegue hasta la presidencia. Una razón es simplemente la naturaleza del poder que termina por corromper a todos.
“Poder ilimitado en las manos de un numero limitado de personas siempre lleva a la crueldad.” Aleksandr Solzhenitsyn, The Gulag Archipelago
Políticos con buenas intenciones
Esto no significa que no existan individuos que sinceramente quieren entrar a la política y hacer un cambio para bien. El problema es que se van a topar con paredes en su camino, ya que los partidos políticos más poderosos controlan y manipulan el proceso electoral a su favor. Es decir, los partidos políticos monopolizan el sistema político
Además, los malandros siempre tendrán una ventaja sobre la competencia honesta. En este juego, en donde el que no tranza no avanza, se sabe que la honestidad y la integridad no pagan.
Aparte, es mucho más fácil prometerle al pueblo mentiras, aunque lo prometido sea imposible de implementar. Un candidato que dice la verdad es menos atractivo, porque la realidad de las cosas, es mucho más aburrida que las fantasías propuestas por la mayoría de los candidatos políticos.
Y aunque una buena persona con buenas intenciones llegase a ganar las elecciones, aún nos queda una duda: ¿Se podrá resistir a la influencia corruptora del estado moderno?
Probablemente, el poder lo corrompería, y si no, aún tendría que lidiar con enormes cantidades de presión de burócratas no elegidos, empresas capitalistas amigas del estado y muchos otros que se enriquecen en el manantial del gobierno.
Si nuestra democracia no puede prevenir que los malandros lleguen al poder, entonces la democracia a cómo la practicamos hoy es una institución que nos ha fallado y formas alternas de organización política deben de ser exploradas y debatidas públicamente. Algunos pueden seguir con la esperanza de que algún día va a llegar el candidato que nos va a salvar de tanta corrupción y encaminar a la sociedad hacia un camino de paz y prosperidad. Pero mientras esperamos a ese mesías que probablemente nunca llegara, el estado continúa creciendo y la sociedad se sigue deteriorando poco a poco hacia las condiciones infernales de una nación totalitaria.
El problema de la filosofía política. La avaricia y los lujos.
Los humanos rara vez están contentos con una vida sencilla. El humano es ambicioso, competitivo y celoso. Se cansa rápido de lo que tiene y quiere lo que no tiene y aún más si ese algo le pertenece a otra persona.
En la democracia todos pueden participar y votar, esto a simple vista parece ser una buena idea, pero también resulta en desastre porque la mayoría de la gente no está suficientemente educada para elegir a los mejores candidatos y esta misma gente, por su poca educación, es vulnerable a creerse y a repetir, cualquier cosa, que los candidatos digan.
Cuando buscamos a alguien que repare nuestros zapatos, solo pensamos en gente especializada, así deberíamos de pensar al elegir a nuestros políticos. Pero por alguna razón, suponemos que cualquier persona que sepa cómo conseguir votos sabe cómo administrar un estado. Cuando estamos enfermos buscamos al mejor doctor, no al más guapo o al más elocuente.
Habrá que Inventarnos un método para detectar y excluir la incompetencia y la deshonestidad de los puestos políticos y una manera de seleccionar y preparar a los aspirantes políticos para que vean por el bien común.
El problema psicológico de la política
Detrás de todos estos problemas políticos está la naturaleza humana. Para entender la política, necesitamos entender psicología.
“Los gobiernos varían, así como el tipo de carácter del hombre varía… Los estados están hechos de la naturaleza humana de su gente”
El país está como está porque los ciudadanos son como son. Entonces nunca tendremos un mejor país hasta que tengamos mejores personas.
Vamos a examinar el material humano con el cual la filosofía política debe lidiar: Deseo, emoción y conocimiento.
Deseo: Apetito, impulso, instinto. Se encuentra por la región de los órganos sexuales, es una reserva de energía, fundamentalmente sexual.
Emoción: Espíritu ambición, coraje. Se encuentra en el corazón, en el flujo y la fuerza de la sangre; es la resonancia orgánica de experiencia y deseo.
Conocimiento: pensamiento, intelecto, razón. Se encuentra en la cabeza, es el ojo del deseo y puede convertirse en el piloto del alma.
Hasta cierto punto, todos tenemos estos poderes y cualidades.
Unas personas son puro deseo, almas inquietas que se dejan llevar por la búsqueda de cosas materiales, que arden con la lujuria por los lujos y el entretenimiento. Quieren adquirir bienes, por lo tanto, son aquellos que dominan y manipulan la industria.
Otras personas son templos de emoción y coraje, no les importa tanto la razón por la cual pelean, solo les importa ganar por ganar, no quieren propiedades, solo quieren poder. Su placer está en el campo de batalla. Estos son las personas de los ejércitos y las bases navales del mundo.
Y por último están aquellos que su gozo está en la meditación y el entendimiento, no quieren bienes materiales, tampoco buscan victoria, quieren conocimiento. Ellos no participan en el mercado ni el campo de batalla. Son ellos que prefieren perderse a sí mismos en el aislado silencio del pensamiento. La búsqueda de la verdad es el cielo en la tierra. Estas son las personas de la sabiduría. Se mantienen a un lado, fuera de la cancha, sin ser utilizados por el mundo.
En el estado perfecto, las fuerzas industriales producirían, pero no gobernarían; las fuerzas militares protegerían, pero no gobernarían; las fuerzas del conocimiento y ciencia y filosofía serían nutridas y protegidas y ellos gobernarían.
Sin la guía del conocimiento, la gente es una multitud sin orden, como deseos desordenados; la gente necesita la guía de los filósofos, así como los deseos necesitan la luz del conocimiento.
La ruina viene cuando el comerciante, cuyo corazón es levantado por la riqueza, se convierte en gobernador o cuando el general usa su ejército para establecer una dictadura militar.
El productor se desempeña mejor en el campo económico, el guerrero se desempeña mejor en batalla; y esos dos son la peor opción en un cargo público. El puesto político es una ciencia y un arte; uno debe estar preparado.
Los políticos tienen que ser filósofos o mínimo contar con el espíritu y el poder de la filosofía. Cuando la sabiduría y el liderazgo político se unan en el mismo hombre… los ciudadanos no dejarán de sufrir males
Esto es la piedra clave en el arco del pensamiento Platónico.
Conclusión: Un país será salvado cuando sea gobernado por hombres sabios. Solo un filósofo está bien preparado para guiar una nación.