En esta publicación veremos:
La decadencia social
La decadencia es lenta
La decadencia en la economía, la tasa de natalidad y en la industria del entretenimiento, en las artes
El adormecimiento que le da entrada al control estatal
El poder del individuo
Vamos a apoyarnos del libro “La sociedad decadente” de Ross Douthat.
“Este sentido de decadencia social no tiene por qué significar ruina total… Todo lo que se quiere decir con Decadencia es una caída… No implica que los que viven en tal época sufren una pérdida total de energía, talento o de sentido moral. Al contrario, es un tiempo muy activo, lleno de profundas preocupaciones, pero singularmente inquieto, pues no ve líneas claras de avance. Las formas del arte como de la vida parecen agotadas; las instituciones funcionan dolorosamente. La repetición y la frustración son el resultado intolerable. El aburrimiento y la fatiga son grandes fuerzas históricas… Cuando las personas aceptan la insignificancia y lo absurdo como algo normal, la cultura es decadente.” - Jacques Barzun, Del amanecer a la decadencia: 500 años de la vida cultural de Occidente
La decadencia es lenta
Cuando uno piensa en un colapso de la civilización, piensa en una catástrofe, pero la historia nos demuestra que las civilizaciones mueren lentamente a lo largo de los siglos.
Roma es el ejemplo perfecto: logró sobrevivir por siglos sin esperanza. La historia de Roma es como un espejo de lo que está sucediendo en el mundo moderno.
La decadencia en la economía
De acuerdo con estudios, el emprendimiento ha caído significativamente y se refleja en la constitución de nuevas empresas reales. Como sociedad, somos menos creativos e inventivos.
El progreso económico se ha desacelerado. A pesar de que los ingresos suben, esto es contrarrestado por dos cosas.
La inflación: Cuando el banco central imprime dinero (inflación monetaria), roba valor al poder adquisitivo de tus ahorros y crea inflación de precios.
Los impuestos: Que son cobrados a la fuerza y que terminan financiando la corrupción del estado y la redistribución de la riqueza del socialista.
La decadencia de la natalidad
Hoy las personas ya no quieren—o no pueden, tener hijos por las siguientes razones.
Perdida del poder adquisitivo de su dinero. No contar con propiedad privada.
Aceptación de un sentido de desesperanza y falta de significado como lo normal.
Un desbalance entre energía femenina y masculina y bajos niveles de fertilidad. Ahora los hombres parecen mujeres y las mujeres parecen hombres.
Por lo mismo, hoy existen más ancianos que jóvenes.
Esos jóvenes tienen que pagar impuestos para cubrir el costo de los programas de bienestar y retiro.
La decadencia en el entretenimiento y las artes
Según Jacques Barzun, una cultura decadente es una de “repetición y frustración” que produce “aburrimiento y fatiga”.
La industria de la música y las películas recicla las mismas ideas, beats y narrativas de siempre porque ya no se les ocurre nada nuevo.
La mayoría de las películas son secuelas, remakes o parte de una franquicia de cómics.
Adormecimiento que da entrada al control estatal
Debido al estancamiento económico y cultural, muchos escapan
Escapan al mundo virtual buscando placer, distracción y alivio.
Escapan con sustancias que funcionan como anestesia ante la falta de significado y la frustración que impermeabiliza una vida sin progreso.
Como en un mundo Orwelliano, estas drogas provocan que el individuo cierre los ojos y se relaje, ofreciendo una salida ante el descontento. De esa manera, la droga detiene movimientos sociales en contra del estatismo.
Los individuos dependientes del pan y distraídos con el circo, son presa fácil del gobierno autoritario. Envueltos en un sentido de desesperanza y fatiga, las personas prefieren no arriesgarse a luchar por su libertad.
El gobierno gana poder asumiendo el rol del benefactor social que promete la redistribución de la riqueza bajo la bandera de la igualdad.
Pero para re-distribuir hay que quitarle a A para darle a B.
Los derechos de propiedad de A son violados en nombre de las falacias de la justicia social.
El poder del individuo
Hoy, pocas personas reconocen que la sociedad está pasando por esta decadencia porque todo ha sido tan lento al grado que ha permitido al ser humano a acostumbrarse. Lo más aterrador es que una civilización que se rinde ante la decadencia corre el riesgo de estancarse por siglos en una era oscura
Hay que reconocer que nuestra civilización es decadente y aceptar que incluso en una era decadente es posible vivir bien. Podemos crear, cosechar y diseñar espacios en donde la vitalidad que se contrapone a la cultura moderna.
Todo empieza con el renacimiento del individuo: un renacimiento que detona una chispa de dignidad humana y mantiene la vela encendida de un renacimiento cultural.
Estos actos de renovación individual son necesarios, pues preservan la chispa de la dignidad humana y mantienen viva la posibilidad de un renacimiento cultural más amplio.
