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Las revoluciones no cambian al país

El que tiene que cambiar es uno

El intento de cambiar el país, cambiando al gobierno, no ha sido muy efectivo a lo largo de la historia. Esto ha pasado tantas veces que no podemos ignorarlo. Estamos cayendo en el mismo error de ver al estado como una figura paterna que nos va a resolver todo.

A lo largo de la historia, han existido varias revoluciones y seguimos en las mismas. Eso es prueba de que, a la larga, todas las revoluciones han fallado.


Porque las revoluciones no son efectivas

  1. El poder corrompe a cualquiera. Cuando los revolucionarios tomen el control, con el tiempo, serán poseídos por el poder que ahora poseen, y con el tiempo serán igual de corruptos que el partido político que tumbaron. ¿Cómo prevenir que el poder no se le suba al nuevo líder?

  2. Los revolucionarios son un derivado de la misma sociedad que pretenden cambiar. Cargan con los mismos condicionamientos psicológicos y los mismos sesgos cognitivos. Joseph Stalin fue, en muchos sentidos, un producto de la Rusia zarista que pretendía destruir. Stalin repitió los patrones de la sociedad autoritaria que decía abolir, solo que bajo un nuevo disfraz ideológico. Esto muestra que, cuando una revolución no transforma la mentalidad del pueblo, el resultado no es la liberación, sino una reencarnación del viejo orden con otros colores.

  3. Destruir es fácil, crear es difícil. Es fácil provocar a los frustrados y motivarlos a destruir el sistema. Pero ¿Qué sucede después de la destrucción? ¿De dónde va a salir la creatividad para construir algo mejor? Esto lleva a un vacío de poder que resulta en más caos y sufrimiento.


El cambio empieza por uno mismo

La alternativa no es otro partido político, es un cambio de enfoque del colectivo al individuo. Un renacimiento individual que se propaga de consciencia a consciencia, solo así puede ocurrir un verdadero cambio social que perdure.

Para cambiar a México hay que empezar por cambiar al hombre en el espejo. Hay que alcanzar niveles más altos de consciencia y pasar esa flama de individuo a individuo. Tiene que surgir un renacimiento del individuo para así provocar un renacimiento de la sociedad.

Es un camino largo, pero no hay de otra. Si no cambia el individuo, no cambia el país.

Reflexión: La sociedad mexicana no existe, solo existen individuos que forman parte de esa sociedad. Si millones de individuos cambian, la sociedad cambia. Ningún cambio que perdure vendrá desde el gobierno, el cambio viene desde abajo. Antes de pedirle a México que cambie, cambia tú.

La lucha del individuo no solo es política, también es cultural. Tiene que luchar contra ideologías, religiones, tradiciones podridas, sistemas de educación cerrados. Se tiene que crear a un nuevo hombre, empático, reflexivo, inteligente, civilizado, meditador y silencioso.


En México, el 15 de noviembre del 2025, surgieron protestas que exigen la renuncia de MORENA. Yo apoyo esto, mi postura en contra del socialismo y el poder totalitario del gobierno es expresada en redes.

Por cierto, escuche a Arturo Damm decir que si en verdad queremos que una protesta funcione, sería mejor idea ponernos todos de acuerdo para dejar de pagar impuestos. Esa es la manera más efectiva de debilitar al gobierno. Estoy de acuerdo.

Me preocupa que el ciudadano siga con la misma mentalidad de borrego, viendo al gobierno como el papá que le resuelve todos sus problemas y la madrina que le da cosas gratis. Que sigamos distraídos con partidos de fútbol, Netflix y la Casa de los Famosos.


Lo único que debe hacer un gobierno es proteger la libertad, la propiedad y la vida del individuo. No debe intervenir en la economía, ni en la educación. No debe imprimir dinero. No debe de redistribuir riqueza. No debe tener el monopolio de la fuerza.

“Either the Buddhas are going to win or the ugly politicians are going to destroy the whole earth, the whole of life.” - Osho

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