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La propaganda sociológica moldea nuestra manera de ver el mundo

El estado se ha encargado de propagar ideas que mantienen al ciudadano obediente. Las escuelas, los noticieros y la industria del entretenimiento y su agenda de destrucción marxista.

Si a nuestros ancestros les hubieran cobrado la cantidad de impuestos que a nosotros hoy nos cobran, ellos se hubieran rebelado en dos días.

  • Las leyes, las regulaciones, los trámites burocráticos que estropean nuestra libertad y entorpecen nuestras probabilidades de salir adelante.

  • La vigilancia constante que cada vez aumenta y nos arrebata nuestra privacidad.

  • Nuestro sistema monetario y los bancos centrales en todo el mundo siguen imprimiendo dinero y, por lo mismo, están a punto de colapsar. Así como paso en Roma.

Mientras tanto, los políticos arriba de su plataforma, ahí en su escenario, con sus sonrisas pornográficas, haciéndonos pensar que tenemos el poder de elegir, haciéndonos creer que nuestro voto importa.

Pero con cada elección que pasa, al final del mandato, el resultado siempre es el mismo: más corrupción, más inflación, más burocracia y menos libertad para nosotros los ciudadanos.

¿Por qué fregados aceptamos y seguimos aceptando que este grupo cancerígeno de personas siga carcomiéndose los elementos que hicieron que nuestra civilización florezca?

Vamos a explorar el libro del filósofo francés Jacques Ellul, en donde habla sobre la propaganda sociológica.

El video tiene como objetivo hacernos conscientes de cómo la influencia sutil de este tipo de propaganda es culpable de cómo el hombre moderno adopta una actitud de servidumbre y adora… sus propias cadenas

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¿Qué es propaganda?

La propaganda puede ser definida como la propagación de ideas con el objetivo de persuadir, manipular o influenciar la manera en la que la gente piensa y actúa.

En su libro Propaganda: The Formation of Men’s Attitudes, Ellul nos ayuda a distinguir entre dos tipos de propaganda:

Propaganda política

que es la que muchos ya conocen. Aquel esfuerzo de los políticos por manipular la opinión pública y dirigir los sentimientos del público en direcciones convenientes para ellos. Una táctica para asegurar votos y el apoyo de sus agendas.

Pero existe otro tipo de propaganda más corrosiva y sutil, lo que Ellul llamó, propaganda sociológica.

Propaganda sociológica

El propósito de este tipo de propaganda es el de darle forma o moldear la manera en la que vemos o interpretamos el mundo, y le da un tipo de contexto o maquillaje con el cual le damos sentido a las cosas de nuestro día a día.

La propaganda sociológica crea “un mito organizado que intenta tomar control de todo el pueblo”.

“Por ‘mito’ entendemos una imagen abarcadora y activadora: una especie de visión de objetivos deseables que se han vuelto... abrumadores, totalizantes, y que desplazan de la conciencia todo lo que no se relaciona con ella. Tal imagen impulsa al hombre a la acción precisamente porque incluye todo lo que él siente como bueno, justo y verdadero.”

Jacques Ellul, Propaganda: The Formation of Men’s Attitudes

La propaganda sociológica moldea nuestro sistema de valores, determina lo que socialmente se nos hace normal e influye en las presuposiciones y predisposiciones que mantenemos, acerca de cómo una sociedad debe ser organizada, cómo es que los gobiernos deben funcionar y cómo la posición de los que gobiernan versus los gobernados debe ser determinada.

Influye en nuestra percepción de lo que significa una buena vida y le da forma a los objetivos que nos guían en nuestro camino de vida.

“Todas las formas de propaganda sociológica son obviamente muy difusas y están orientadas mucho más a la promulgación de ideas y prejuicios de un estilo de vida.

Jacques Ellul, Propaganda: The Formation of Men’s Attitudes

La propaganda sociológica puede lograr lo que la propaganda política no puede.

Ataca un lugar más profundo al arruinar los valores de la sociedad y redefinir sus creencias; tiene el poder de transformar una sociedad libre en un régimen totalitario, el poder de cambiar democracias liberales hacia estados totalitarios.

En el mundo moderno, existen tres canales importantes de propaganda sociológica:

  1. El sistema educativo

  2. Los medios masivos

  3. La industria del entretenimiento y las artes


Propaganda sociológica en el sistema educativo

Este es el canal más poderoso. Hoy las escuelas ya no son diseñadas para detonar la curiosidad y la libertad de pensamiento, tampoco se enfocan en explicar cómo funciona el mundo real. Su propósito es el de moldear las normas y los valores de la sociedad.

Los currículums de muchas escuelas están diseñados por el Estado para asegurarse de que las mentes de la juventud se conformen a las ideologías de aquellos en poder.

No solo eso, sino que también condicionan a los niños a obedecer, sentarse y callarse.

Esto los prepara para que de adultos se conformen y obedezcan a la autoridad gubernamental sin cuestionarla.

“Debe utilizarse la educación de los jóvenes para condicionarlos a lo que vendrá después…”

Jacques Ellul, Propaganda: The Formation of Men’s Attitudes


Propaganda sociológica en los medios masivos de comunicación

Los medios de comunicación tradicionales son otro canal importante. En vez de informarnos, los noticieros en la TV arman narrativas, meticulosamente eligiendo solo los eventos que a ellos les conviene publicar, mientras que no reportan o censuran otros eventos relevantes.

Nos inundan con imágenes, videos y sonidos para invocar ciertas emociones, especialmente el miedo, ya que cuando el ciudadano tiene miedo, es más obediente.

Los medios de comunicación colorean el lente con el cual vemos el mundo. Nos ayudan a determinar cuáles son las causas por las que peleamos, forman un marco para nuestros debates, definen quién es el amigo y el enemigo, e influyen en nuestra concepción del bien y del mal.


Propaganda sociológica en la industria del entretenimiento

Otro canal importante en la industria del entretenimiento y las artes, que no solo nos distrae, sino también moldea nuestras normas y valores.

La música, por ejemplo, reta las tradiciones convencionales, empuja los límites y establece nuevas normas.

Las películas y los shows nos presentan historias que moldean cómo percibimos el mundo. Una película poderosa fácilmente puede influenciar nuestro compás moral: salimos del cine inconscientemente condicionados a querer comportarnos como el protagonista o apoyando las causas de la trama. Definen lo que para nosotros es ser un héroe o un villano, redefiniendo nuestra concepción de justicia.

Todas estas fuentes de propaganda sociológica trabajan en nosotros de una manera sutil, lenta pero segura.

Los efectos son dramáticos y el resultado es un moldeo total de la persona desde adentro.

“…el individuo atrapado por este tipo de propaganda sociológica cree que quienes viven de esa manera están del lado de los ángeles, y que quienes no lo hacen son malos; que quienes tienen esta concepción de la sociedad están en lo correcto, y quienes tienen otra concepción están equivocados…”

Jacques Ellul, Propaganda: The Formation of Men’s Attitudes

Mientras más gente es inculcada con las creencias y las tendencias de los medios, estas tendencias toman vida propia. Los individuos no solo se tragan estas ideas, si no que también se convierten en proponentes activos.

Luchan por los valores y las normas de esta propaganda sociológica en sus interacciones diarias mientras creen que están actuando con autonomía, mientras están siendo usados como peones de una gran orquesta.

“[La propaganda sociológica] es una propaganda a largo plazo, una propaganda auto-reproductiva que busca obtener un comportamiento estable, adaptar al individuo a su vida cotidiana, remodelar sus pensamientos y comportamiento en términos del entorno social permanente.”

Jacques Ellul, Propaganda: The Formation of Men’s Attitudes


Para combatir esto, primero se requiere conciencia de que esto existe, un entendimiento de sus canales de distribución y la voluntad de ver a estos medios de comunicación con una dosis sana de escepticismo.

“Estar alienado significa ser alguien distinto a uno mismo; también puede significar pertenecerle a alguien más. En un sentido más profundo, significa ser despojado de uno mismo, estar sometido o incluso identificado con otro. Ese es, definitivamente, el efecto de la propaganda. La propaganda despoja al individuo, lo priva de parte de sí mismo y lo hace vivir una vida ajena y artificial…”

Jacques Ellul, Propaganda: The Formation of Men’s Attitudes