0:00
/
0:00
Transcript

La atención como una operación activa que moldea tu realidad

Literalmente, nuestra experiencia de vida es construida y moldeada por el tipo y el grado de atención que le prestamos a algo.

Cómo atiendes algo, o el tipo de atención que le prestas a las cosas —ya sea con curiosidad, con apertura, con sospecha, con negatividad o simplemente con tu manera acostumbrada de ver las cosas— cambia lo que ese algo representa para ti.

“La atención cambia el mundo. Cómo lo atiendes cambia lo que encuentras ahí. Y lo que encuentras luego determina el tipo de atención que considerarás apropiado prestar en el futuro.”

Iain McGilchrist, The Matter with Things

La realidad es tan amplia y compleja que es prácticamente imposible poner atención a todo lo que existe allá afuera. Esta limitación nos obliga a sacrificar muchas maneras de ver la misma cosa y enfocarnos únicamente en una pequeña parte de la realidad.

Hay tantas creencias que uno puede adoptar, tantas realidades que uno puede habitar, tantas opiniones que uno puede tener, tantos mundos en los que uno puede vivir. Algunos “mundos” promueven una mejor experiencia de vida… y otros no tanto.

Por ejemplo, cuando lees esta frase, observa cómo cambia tu forma de ver las cosas:

“No llores porque terminó, sonríe porque sucedió.” —Dr. Seuss

Este es solo un ejemplo chiquito de cómo la manera de ver las cosas lo cambia todo.


La consciencia como el poder de poner atención

Antes se creía que la atención era solo un proceso cognitivo. Hoy se reconoce que es mucho más que eso: la atención no es solo un proceso pasivo, sino una operación activa que le da forma a nuestra realidad.

La atención tiene dos lados:

  • La parte inconsciente o automática, que es sumamente necesaria (créeme, nadie quiere vivir con la maldición de ser 100% consciente).

  • La parte consciente o voluntaria, una cualidad que parece ser exclusiva del ser humano: la habilidad de poner atención.

Operamos de manera inconsciente la mayor parte de nuestro día. Manejar, por ejemplo, es un acto que hacemos en automático.

Por otro lado, hay actividades que sí requieren nuestra atención consciente: leer para comprender, meditar, escuchar con empatía, etc.

Esto es importante entender por qué, la capacidad de observar nuestros propios pensamientos, ideas, creencias o narrativas automáticas —y separarnos de ellas para cuestionarlas y luego reemplazarlas por una nueva manera de ver— requiere de un esfuerzo consciente y activo. Requiere de disciplina.

Porque cuando haces eso, tienes la oportunidad de cambiar tu percepción… y también el mundo en el que vives. Literalmente: cambias tu realidad.


Dos tipos de atención producen dos tipos de mundo. La atención puede ser creativa o destructiva.

Uno puede atender a otra persona de maneras muy distintas:

  1. Haciendo un esfuerzo activo por reconocer su humanidad: validando, empatizando, simpatizando.

  2. Privándolos de su humanidad y significado, reduciéndolos a un objeto o a un medio para un fin… o simplemente ignorándolos.

Esa forma de relacionarse genera desconexión, desconfianza…

Y eso, la otra persona lo percibe.

Entonces: la manera en la que atiendes a la realidad no solo cambia el mundo que percibes, también cambia el mundo allá afuera.

Uno puede observar la misma cosa con distintos tipos de atención, o con diferentes objetivos, y descubrir cosas totalmente distintas.


Enfoque excesivo en lo negativo

De hecho, una de las causas de la neurosis (ansiedad, depresión) es una costumbre de enfocarse en exceso solo en lo negativo o lo que está saliendo mal en la vida.

Esto no debe interpretarse como una invitación a enfocarse solo en lo positivo (eso tampoco sería saludable). Una mente sana necesita poder enfocarse en un balance entre lo positivo y lo negativo.

Pero, de nuevo: la depresión, la ansiedad, etc., la mayoría de las veces surgen de una costumbre de enfocarse únicamente en lo malo.

¿Por qué hacemos esto? ¿Será porque queremos que todo salga bien?

Curioso… porque con eso logramos justo lo contrario.

Wilhelm Reich decía que nuestro carácter se forma por:

  1. La manera en que nos vemos a nosotros mismos,

  2. La manera en que vemos el mundo,

  3. Y la relación entre ambos.

Share


La atención es una práctica, una disciplina.

Y el primer paso parece ser poner atención a los pensamientos

Después, cuestionarlos y reemplazar las narrativas o creencias irracionales por un punto de vista más racional.

¿Qué mundo estás creando a través de la forma en la que lo atiendes?

El mundo lo vas construyendo a partir de cómo lo percibes.

Y esa percepción alimenta cómo seguirás percibiéndolo en el futuro. Se forma un círculo vicioso.

Vivimos en un ciclo donde la atención y percepción original que tuvimos sobre algo refuerzan la forma en que atenderemos esa misma cosa en el futuro.

Esto no es una invitación al falso positivismo.

Tampoco es un “ve el mundo de color de rosa”.

Es una invitación a ver el mundo racionalmente, como proponía Baruch Spinoza.

Spinoza usaba la razón como una herramienta para comprender el mundo y vivir de forma coherente. Vivir de acuerdo a la razón nos lleva a una vida más plena: una vida que se caracteriza por la comprensión de las cosas y por la búsqueda de la verdad.

El concepto de razón en Spinoza implica entender las causas y las leyes naturales que gobiernan el universo. Y eso nos permite ver las cosas con mayor claridad… y también con mayor compasión.